Cuando rompiste mi corazón,
algo murió dentro de mí.
No fui yo quien murió,
fue la versión que llegaste a conocer de mí.
Cuando mi corazón vacila,
sé que nada quedó en mí,
mi cuerpo se cansa de sentir,
mi cerebro desentiende la ingracia.
Hay que tener la osadía de correr,
ir llenando tu boca de juego de palabras,
con acciones que denotan cobardía,
llamar amor propio la evasia y delicacia.
Me toca ver lo que no quieres ver,
me toca sentir lo que no quisiste sentir,
te toca creer las mentiras que prefieres creer,
las mascaras que decidiste dejar,
le toca a su pobre corazón fingir,
lo que no estuviste dispuesto a vivir.
Y sabrás que...
¡Volverás a amar a alguien más!
Solo para ver la sombra de lo que dejaste.
Para aprender lo que NO miraste.
Para reconocer, por fin,
lo que la vida te gritaba
y tú —cobarde— negaste.Para apreciar lo que no apreciaste.
Para aferrarte con las manos llenas de amor
a algo
que también...
te dejará.¡Te van a traicionar, como tú me traicionaste!
Sostendrás el amor que no serán capaz de sostenerte.
Y verás,
con lentitud,
cómo miras a quien amas…
verte marchitar, y al final marcharse.
SENTIRÁS, LO QUE SENTÍ,
PASARÁ EL TIEMPO SIN PARAR,
EL TIEMPO TE VERÁ LLORAR,
EL TIEMPO PASARÁ DE TI,
TE DIRÁ QUE NO SE DETENDRÁ,
QUE TENDRÁS QUE ACEPTAR,
LO QUE TE ATERRA VER DE TI.
Cuando me rompiste el corazón,
estuve dispuesta a mirar el espejo de mi habitación,
mirar las cicatrices y las heridas de hacia atrás,
supurando pus de solo dolor.
Tomé la aguja con hilo en mis manos y cosí,
lo que con dolor me costó vivir,
lo que con amor estaba dispuesta a sanar,
para que no te tocaran a ti.
Lo que con dolor te coserás con una aguja e hilo en mano,
mientras recuerdas las mentiras que decías cuando te contaba....
mis miedos entre llantos.
Solía decirme una vieja amiga que las facturas del amor son altas,
la tuya con suerte la sabrás pagar, entre amarguras,
recuerdos, un abismo de vacío sin una pizca de encanto.